
Sus garras eran muy afiladas y con ellas andaba sobre el suelo.
Sus alas siempre las lleva escondidas por su cuerpo, porque es como una gallina que parece que no tiene alas pero vuela como la paloma. Pero no pueden volar tan alto.
Cañón se encargaba de vigilar la granja y de despertar a todo el gallinero, al granjero y a todo el pueblo.
Cañón cuidaba casi 100 gallinas y sabía el nombre de todas: Elisa, Uli, Lola, Adriana, Gabriela...
Un día Adriana se escapó del gallinero y se fue a picotear la comida de su dueño. Entonces Cañón se dio cuenta y fue a por ella. Cañón le dio un picotazo en todas las plumas para que se fuera al gallinero. Si el granjero hubiese visto a Adriana comerse su comida, la habría cocinado.
Desde entonces Cañón manda en el gallinero.
Ricardo
2 comentarios:
(D. José Angel) Bien por Cañón y bien por Ricardo. Tienes buena mano para contar historias. No lo dejes. Beti aurrera!
Muchisimas gracias, estoy muy contento de que me hayas escrito y leido lo que he escrito. Escribiré algún cuento más. Ricardo.
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